miércoles, octubre 04, 2006

La lectura en la construcción de significados


Introducción

Las perspectivas pedagógicas tradicionales consideran el leer y el escribir como prácticas mecánicas, la decodificación es el centro de su concepto de lectura. A estas se le opone un concepto psicolinguístico de la lectura que dice que leer es comprender.

Consideramos válido el aporte psicolinguístico de la lectura cuando asume que el lector realiza anticipaciones a partir de conocimientos previos y de su comprensión lingüística; formula hipótesis y las confronta, identifica el soporte material y construye el significado de lo que lee, es decir, hay un sujeto activo en el momento en que se contacta con un texto. Pero esta perspectiva no considera otras formas de ver el mundo, se centra en la textualidad escrita. Existe por ello, una paradoja en el concepto psicolinguistico tenido en cuenta como un proceso complejo en que se relaciona el lector en un contexto especifico. La psicolinguistica hace un enfoque de la lectura orientado a la pedagogía constructivista. Por esto nos parece muy limitada esta explicación para definir el concepto de lectura.

Por otra parte, las sociedades históricamente consideradas han vivido procesos disfuncionales en el sentido de desorden cultural. Por ello, siempre que hay alguna preocupación por la ausencia de la lectura del texto escrito, principalmente libros, lo que pasa es que hay un desarreglo en las ideologías hegemónicas que se alarman con la idea de una crisis de la lectura.

Pero más bien lo que pasa es que no hay condiciones propicias para la realización del acto gratificante de leer, se lee en tanto se construye sentido, de hecho, al relacionar esta crisis con la ausencia de lectura del texto escrito, principalmente libros, se advierte que no se piensa en la lectura como proceso de comprensión del mundo.

Desde esta perspectiva se plantea una reflexión sobre el concepto de lectura como un acto eminentemente activo de la comunicación, en la que el lector construye el significado del texto o el contexto, sin que medien ni la decodificación, ni la verbalización de lo que se está leyendo.


El proceso de lectura en la formación del individuo

Para explicar el fenómeno de la lectura como un contexto de producción e interpretación de significados es necesario tener en cuenta todas las prácticas humanas que injieren el desarrollo social del individuo, esto incluye las prácticas económicas, políticas, científicas, jurídicas, religiosas, discursivas, comunicativas, sociales y en general todos los significados y valores que los hombres de una sociedad atribuyen a las prácticas de la lectura.

Toda práctica humana que supere la naturaleza biológica es una práctica cultural. La lectura está encarnada en todos los actos humanos y en las representaciones colectivas de una comunidad determinada. Porque el concepto de lectura no se agota en la decodificación de signos registrados gráficamente como producto cultural del acto humano de pensar, es la aprehensión y comprensión del mundo, para la construcción del conocimiento. La lectura comienza desde que se es niño y va transformando a los individuos en seres sociales, en miembros de una sociedad. Este es el proceso que convierte progresivamente a un recién nacido con un limitado repertorio de conductas en un sujeto social hasta llegar a ser una persona autónoma, capaz de desenvolverse por si misma en el mundo en el cual ha nacido.

A través de la lectura se transmiten lenguajes de palabras y gestos, destrezas, técnicas, habilidades, la destreza de escribir, significados relacionados entre las personas y otros objetos, hábitos, valores, sentido común. De esta manera la lectura “es transmitir sus pasiones, sus curiosidades, interrogando su lugar, su oficio y su propia relación con los libros, sin desconocer sus miedos. Es ayudar a los niños y a los adolescentes a comprender que entre todas esas obras, de hoy o de ayer, de aquí o de allá, habrá seguramente algunas que sabrán hablarles a ellos, en particular”[1]

La lectura no sólo tiene un aspecto social, también tiene un aspecto individual. Sobre la base de esos aprendizajes de la socialización, las personas vamos diferenciando, nuestros gustos, nuestros valores relativos, nuestra forma de ver la vida y nuestra propia escala de valores, aunque esta última cambia con el tiempo y la sociedad. La lectura es el proceso que nos permite acumular y transformar todo aquello que tomamos en el aspecto social, es decir tamizamos lo que aprendemos. De esta manera nos vamos transformando en seres diferentes de los demás.
La rama de la antropología simbólica, entiende a cada cultura como un contexto en el cual los sujetos pueden entender lo que se esta comunicando, cómo debe interpretarse un gesto, una mirada, y por lo tanto, qué gestos deben hacerse para dar a entender algo, qué palabras deben usarse y cuáles no, etcétera. Es decir la lectura es una red de signos que permite a las personas atribuir sentido tanto a las prácticas como a las producciones sociales.

En este sentido hablamos de la lectura como los modos de leer, hablamos de interacción y de construcción de significados. Interacción del sujeto que lee y construcción del significado del texto o contexto que se lee. Dice Barthes citado por Didier Alvarez en: Del modo de Leer como modo de producción y consumo textual. “[...] en cualquier lugar en que se realice una actividad de significación de acuerdo con unas reglas de combinación, de transformación y de desplazamiento, hay texto: en las producciones escritas por cierto, pero, por supuesto, también en los juegos de imágenes, de signos, de objetos [...]”[2] Esta concepción permite pensar que la lectura es un contexto social de producción e interpretación de significados y que, como es un contexto social, hay tantos modos de leer como sociedades. Definir la lectura entonces, resulta de interpretar la diversidad de acciones que realizan los seres humanos para construir sus vidas por medio de su propia actividad.

Toda sociedad está constituida por un capital simbólico que se plantea por grupos hegemónicos. Sin embargo, la lectura se vincula al proceso de formación global del individuo, a su capacitación para la convivencia y a la actuación social, política, económica y cultural. “Esta estructura de sentimientos, aunque intangible, tiene grandes efectos sobre la cultura, ya que produce explicaciones, significaciones y justificaciones, que, a su vez, influyen sobre la difusión, el consumo y la evaluación de la cultura”[3].

La formación de lectores es la formación de ciudadanos, por lo tanto la promoción de la lectura es la acción de promover los valores para la formación de ciudadanos. “Un orden de lectura muy consolidado no supone necesariamente la existencia de buenos lectores, lectores en posición de lector, dispuestos a la perplejidad y la conjetura”[4]. Se trata de una formación consciente y compartida entre la biblioteca y los miembros de una comunidad, entendida esta como el conjunto de elementos que permite percibirse como personas distintas de otros grupos. Por tanto la promoción de la lectura aparece como una noción dinámica y abierta a su permanente reconsideración. “La manera como se comprenda y valore la lectura, depende la dirección y efectividad con que se promueva”[5].

La promoción de la lectura es el mecanismo sociocultural básico por el cual un grupo social asegura su continuidad. Los principales agentes de la promoción son los padres y otros miembros de la familia, las instituciones educativas y los medios de comunicación social. Por lo general, ellos cumplen la función de trasmitir a los niños los valores y las creencias de su mundo sociocultural, así como los significados otorgados en ese mundo sociocultural a las relaciones interpersonales y a los objetos. Las generaciones adultas trasmiten la cultura como patrimonio o legado, hay un doble juego ya que se selecciona lo que se trasmite y el que lee también selecciona según sus intereses.

No se trata de transmitir un canon, ni persuadir al lector sobre lo que debe leer o dejar de leer, la escuela anglosajona por ejemplo propone su canon de lectura desde los intereses capitalistas, en oposición a la escuela soviética que propone su canon con intereses meramente socialistas. No podemos caer en el error de admitir cualquier canon como el ideal para una cultura que lo que necesita es el aprovechamiento social del conocimiento para la formación de ciudadanos. “Tenemos la formación de ciudadanos. Idealmente, esta expresión identifica un conjunto de acciones político-educativas iniciadas por una determinada comunidad de un país o una nación para que sus miembros se reconozcan y ejerzan derechos”[6]. Podemos considerar entonces la promoción de la lectura con el propósito de relacionar en ese sentido, como el fundamento para el desarrollo social de un país.

Conclusión

La lectura en tanto construcción de significados es un proceso de comunicación generado en la interrelación de los individuos y se constituye en la práctica social cotidiana y en las formas específicas que ésta adquiere, transcendiendo lo puramente ideológico en lo simbólico.
Por lo tanto la lectura es un proceso interactivo que se desarrolla en un contexto cultural, educativo, político y económico determinado y por lo tanto está en constante transformación. La podemos entender como una construcción simbólica, como una creación y recreación intersubjetiva, que ha sido mediatizada por un proceso sociocultural que la ha ido estructurando. En este sentido la promoción de la lectura es la base biológica para la construcción de significados que da pertenencia y diferencia a los bibliotecólogos como responsables de esa transformación. Lo sociocultural se trasciende del acto de leer a lo exclusivamente simbólico, es decir a los modos de leer, generándose dimensiones específicas de lo humano: lo que se quiere ser como individuo dentro de una sociedad.


Bibliografía

[1]PETIT, Michele. ¿Construir lectores?. En: Hojas de Lectura. No. 56, (Mar) 2001 p.23
[2] ALVAREZ ZAPATA, Didier. Del modo de leer como modo de producción y consumo textual: ideas fundamentales de una categoría en construcción. Revista Educación y pedagogía. Universidad de Antioquia. Medellín. (Ene.-Jun.), 2002. p.142
[3] MONTES, Graciela. El espacio social de la lectura. En: Hojas de Lectura. No. 53, abr. 1999 p.31
[4] MONTES, Graciela. Mover la historia: lectura, sentido y sociedad. En: Simposio de Lectura. Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Madrid, noviembre de 2001.
[5] ALVAREZ ZAPATA, Didier. La promoción de la lectura como un trabajo bibliotecario de carácter sociocultural. En: Revista Interamericana de Bibliotecología. Vol. 20, no. 1, 1997. p.
[6] LEME BRITO, Luiz Percival. Implicaciones éticas y políticas de la enseñanza y la promoción de la lectura. En: Congreso Nacional de Lectura : Memorias (5 : 2002 : Bogotá), p.164